El dolor de Espalda
El dolor de espalda aparece por un mecanismo neurológico -normalmente
de origen desconocido- que causa dolor, inflamación y contractura muscular.
Los principales métodos de diagnóstico son la historia clínica
y la exploración física, y sólo en contadas ocasiones son
útiles pruebas como la radiografía o el análisis de sangre,
la resonancia magnética y pruebas neurofisiológicas.
Existen escalas y cuestionarios evaluados científicamente para valorar de forma objetiva la intensidad del dolor y el grado de incapacidad que ocasiona el dolor de espalda.
También aplicaciones informáticas que permiten calcular de manera individualizada el pronóstico del dolor lumbar y el pronóstico del dolor cervical, teniendo en cuenta todos los parámetros sociodemográficos, clínicos y radiológicos que han demostrado influir en ese pronóstico, además del tratamiento o tratamientos que se apliquen.
Para evitar y tratar el dolor de espalda se debe mantener el mayor
grado de actividad posible y evitar el reposo en cama. La mayoría de los
casos se trata satisfactoriamente con medicamentos, intervención
neurorreflejoterápica u otros tratamientos no quirúrgicos. La
cirugía está indicada en un reducidísimo número
de casos y sólo cuando hay signos claros que garantizan su éxito.
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