Ejercicio
El ejercicio es efectivo para reducir el riesgo de que aparezcan dolores de espalda; cuanto más desarrollada y mejor coordinada esté la musculatura que participa en el funcionamiento de la espalda (como la propia musculatura de la espalda, los abdominales o los glúteos), mejor.
Las pruebas científicas disponibles, sugieren que el efecto preventivo del ejercicio sobre el dolor de espalda, afecta a unos aspectos más que a otros. Por ejemplo, no afecta a la intensidad del dolor si este aparece, pero sí disminuye el riesgo de que aparezca, reduce el grado de restricción de las actividades cotidianas que impone y, sobre todo, reduce su duración. Es decir; aunque quienes hagan ejercicio también pueden padecer dolor de espalda en un momento dado, el dolor será más breve y reducirá menos su actividad cotidiana, que si no hacen ejercicio habitualmente.
En una persona sana, que no tiene dolor de espalda, cualquier ejercicio es mejor que ninguno, y son mínimas las diferencias entre distintos tipos de ejercicio o deporte (entrenamiento en gimnasio, Pilates, yoga, tai-chi, natación, etc.). Cada tipo de ejercicio tiene sus ventajas e inconvenientes, pero lo esencial para que tenga efecto, es mantener el ejercicio a lo largo del tiempo. Por eso, conviene que una persona sana decida qué ejercicio o deporte hacer teniendo en cuenta sus preferencias personales; cuanto más divertido le resulte, más probable es que mantenga su práctica.
Por el contrario, cuando existen desequilibrios importantes entre los distintos grupos musculares que intervienen en el funcionamiento de la espalda, como sucede frecuentemente en quienes han tenido dolor de manera recurrente o constante durante mucho tiempo, conviene que un médico o fisioterapeuta explore al paciente antes de determinar qué ejercicios específicos le conviene hacer. Es posible que en esa situación haya que hacerejercicios concretos para compensar esos desequilibrios fortaleciendoalgunos grupos musculares o elongando otros, antes de poder comenzar los ejercicios o deportes que le resulten más divertidos.
En ambos casos, y especialmente para quienes no han hecho ejercicio ni deporte habitualmente durante su vida, conviene que un experto, como un especialista en Ciencias del deporte, monitor especializado o un fisioterapeuta, le enseñe la técnica apropiada para realizar los ejercicios y practicar el o los deportes escogidos, así como que fije la intensidad y el ritmo de progresión, y vaya adaptando los entrenamientos a los progresos.
El ejercicio está contraindicado durante la crisis aguda de dolor de espalda pero, cuando el dolor es crónico, es eficaz para mejorar el grado de actividad cotidiana, el grado de movilidad y la autonomía. Además, entre quienes sufren episodios dolorosos de forma recurrente, hacer ejercicio entre las crisis es eficaz para reducir su frecuencia y duración.
En los pacientes sometidos a cirugía por hernia discal, las pruebas científicas recomiendan comenzar a realizar ejercicio de 4 a 6 semanas después de la cirugía; eso conlleva un descenso del dolor y el grado de discapacidad que aparece más rápidamente que si el ejercicio se inicia inmediatamente después de la operación. Las pruebas científicas no fundamentan que un tipo concreto de ejercicio pueda considerarse mejor que otros en esos casos, aunque los programas de mayor intensidad logran resultados más rápidos.
Tener una vida sedentaria aumenta el riesgo de padecer dolor lumbar. Pero más que el pasar muchas horas sentado, lo que aumenta ese riesgo es el no hacer ejercicio. De hecho, quienes por su profesión pasan muchas horas sentados, pero hacen actividad física intensa o ejercicio de manera regular, no presentan un mayor riesgo de dolor lumbar. Dicho de otro modo; hacer ejercicio de manera periódica puede compensar el riesgo que supone tener que pasar sentado muchas horas al día.
En esta Web se indican normas de higiene postural que se deben respetar al hacer distintos tipos de deporte, y ejercicios que son eficaces para fomentar la potencia, resistencia o elasticidad de la musculatura implicada en el funcionamiento de la espalda. Aunque en una persona sana cualquiera de esos ejercicios es apropiado si se realiza correctamente y con la intensidad que permita su estado muscular y su salud general, en pacientes que están padeciendo dolor de espalda, o que lo han padecido dolor durante años y pueden haber desarrollado desequilibrios musculares, conviene que un médico o fisioterapeuta explore su situación muscular para determinar qué ejercicios y estiramientos están indicados en su caso concreto.
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