Actitud mental
Una vez que se ha padecido un episodio de dolor de espalda, tienen
mayor riesgo de que el dolor dure más y reaparezca con mayor facilidad
aquellas personas que adoptan una actitud
evasiva ante él. Esta actitud se caracteriza por:
- Creer equivocadamente que el dolor es el resultado de una
lesión de la estructura de la columna vertebral.
- Reducir la actividad física -e incluso abandonar el trabajo-
por miedo al dolor.
- Adoptar una actitud catastrofista ante el futuro; creer que
el dolor va a limitar la calidad de vida eternamente.
- Abusar de los medicamentos, especialmente de los calmantes.
A la inversa, entre los que se enfrentan
al dolor los síntomas duran menos y es menos probable que
reaparezcan. Esta actitud implica:
- Saber que el dolor no suele reflejar la existencia de una
lesión, sino sólo un malfuncionamiento de la musculatura.
- Mantenerse lo más activo posible y seguir trabajando,
y evitar tan sólo lo que el dolor impide hacer.
- Asumir que el dolor tiende a mejorar con el tiempo y que
en los casos en los que esto no ocurre es posible adaptarse
a él sin necesidad de renunciar a casi nada.
- No tomar medicamentos, o hacerlo sólo excepcional y transitoriamente
si las molestias empeoran.
Estudios recientes sugieren que, a diferencia de lo que ocurre con los pacientes anglosajones, en los que la tendencia al catastrofismo es el aspecto psicológico con mayor influencia en la discapacidad que ocasiona el dolor de espalda, la única variable psicológica realmente relevante en los pacientes españoles con dolor lumbar es " tener una personalidad ansiosa" (lo que se denomina "ansiedad-rasgo"), lo que sugiere la influencia de factores culturales.
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