Trabajadores
Resumen
El concepto tradicional del dolor de espalda causado por el trabajo
ha demostrado ser erróneo y su tratamiento clásico, basado en el
reposo,
ha fracasado. La evidencia muestra que en la aparición
y persistencia del dolor influyen igualmente factores mecánicos,
medicos y psicosociales, que el mejor modo de prevenirlo es desarrollando
la musculatura de la espalda y que la mejor manera de combatirlo
es evitando el reposo y la baja laboral, manteniendo
el mayor grado posible de actividad física y huyendo de actitudes
pesimistas.
Las dolencias de la espalda, y específicamente los dolores lumbares,
son la causa más frecuente de absentismo laboral.
En Estados Unidos causan el 16% de las bajas laborales pero son
responsables del 33% de su coste global, y se estima que en un país
europeo, el gasto que generan sólo por conceptos laborales equivale
cada año al 1,5% del Producto Interior Bruto.
Antiguamente se creía equivocadamente que los dolores de espalda
en los trabajadores se debían a los sobreesfuerzos de la musculatura,
que provocaban su desgarro o contractura, o a la existencia de alteraciones
en la estructura de la columna vertebral, como
escoliosis o
hernias discales.
Dentro de la misma línea, se hacían radiografías
o resonancias magnéticas para
detectar a los trabajadores cuya columna vertebral tuviera algunas
de esas alteraciones y descartarlos para los trabajos físicos, y
si el dolor aparecía los tratamientos recomendados eran el reposo
en cama, para reducir la sobrecarga y dar tiempo a la musculatura
a curarse espontáneamente, o la cirugía para corregir las alteraciones
de la estructura vertebral.
Pese a que ése ha sido el enfoque habitual durante años, nunca
se ha visto respaldado por ningún estudio científico de calidad
y, a pesar del progreso de las técnicas quirúrgicas y la inversión
creciente en ergonomía, el problema ha seguido agravándose constantemente;
la frecuencia de los dolores de espalda de origen laboral ha seguido
aumentando a un ritmo muy superior a la del resto de los motivos
de baja laboral.
En realidad es probable que las medidas adoptadas para
resolver el problema hayan contribuido a agravarlo, pues
la evidencia científica más actualizada demuestra que ese concepto
de la afección era erróneo, los sistemas de selección de los trabajadores
en función de los resultados de las radiografías o resonancias magnéticas-
inútiles, y el reposo en cama-
contraproducente-. Asimismo, la cirugía
de la columna vertebral sólo es útil en menos del 1% de los
pacientes, y obtiene altas tasas de fracaso cuando se realiza en
los casos en los que no está estrictamente indicada. En resumen,
el concepto tradicional del dolor de espalda laboral ha
demostrado ser erróneo y su tratamiento clásico ha fracasado-
y ha generado un problema de primera magnitud para la salud de los
trabajadores y la economía de las empresas y el erario público.
En los últimos años se han descrito medidas capaces de
mejorar la salud del trabajador y, a la vez, reducir el impacto
económico de los dolores de espalda de origen laboral.
Actualmente existe una evidencia científica creciente que demuestra
su eficacia. El principal problema que conlleva su aplicación es
que obliga a modificar drásticamente el tratamieto hasta
ahora habitual, y es tan difícil desterrar algunos prejuicios
como luchar contra la inercia de lo establecido, pero seguir usando
medidas obsoletas perjudica la salud del trabajador tanto o más
de lo que grava inútilmente el gasto de las empresas y la hacienda
pública.
Qué aumenta el riesgo de padecer dolor de espalda en los trabajadores.
La evidencia científica actualmente disponible demuestra que la
lumbalgia laboral tiene un origen multifactorial,
en el que los aspectos psicosociales influyen tanto como los físicos
(o -mecánicos-). Los factores mecánicos influyen más en el riesgo
de aparición del dolor, y los psicosociales en el de incapacidad
física y absentismo laboral.
Entre los factores mecánicos, se ha demostrado
que los siguientes aumentan el riesgo de que aparezca dolor de espalda
en los trabajadores:
- Estar expuesto a vibraciones que afectan a todo
el cuerpo.
- El manejo de cargas (incluido su levantamiento,
desplazamiento, sostenimiento o transporte), especialmente cuando
se excede la capacidad física del operario, pues puede generar lesiones
o
contracturas de la musculatura.
- Mantener posturas inadecuadas, aunque para que
generen contracturas
de la musculatura y, por tanto, dolor de espalda esas posturas
deben ser mantenidas frecuente y duraderamente.
- La debilidad
de la musculatura abdominal y de la espalda.
- Los movimientos de flexión y torsión de la columna vertebral.
Estos movimientos sólo pueden aumentar el riesgo de contractura
muscular si se repiten muy frecuentemente. Sin embargo, si se
efectúan con cargas importantes, sin respetar las normas de
higiene postural y sin una musculatura suficientemente potente,
pueden incluso aumentar el riesgo de padecer una
fisura, protrusión o hernia discal.
Entre los factores psicosociales, que han demostrado
aumentar el riesgo de incapacidad física y absentismo laboral por
dolor de espalda en los trabajadores, destacan los siguientes:
- El estrés en el trabajo.
- La insatisfacción con el empleo.
- El desempeño de cargos con bajo nivel de decisión.
- La percepción de falta de apoyo social por parte
de los compañeros de trabajo o la empresa.
Una vez el dolor de espalda ha aparecido, también en su duración
y pronóstico influyen de forma similar factores médicos y psicosociales.
Entre los factores puramente médicos que pueden prolongar el dolor
destacan:
- Mecanismos neurológicos que pueden hacer que
el dolor, la
inflamación
y la contractura
muscular persistan aunque no haya ninguna causa para ello.
- Mecanismos musculares que explican que, si el
músculo está previamente desentrenado o es poco potente, la lumbalgia
dure más y reaparezca más fácilmente, pues los esfuerzos más pequeños
bastan para que se contracture
y su tendencia a permanecer en esa situación es mayor.
- El
reposo puede producir pérdida de fuerza y resistencia
muscular, y dificultar la -coordinación entre los distintos músculos,
lo que facilita su contractura y desprotege la columna vertebral-,
y favorece la aparición de algunas
alteraciones como la
hernia discal.
Entre los factores psicosociales que han demostrado
aumentar el riesgo de que dure más el dolor y la incapacidad física,
destacan los siguientes:
- Creer -equivocadamente- que el dolor lumbar
refleja siempre una lesión grave o persistente,
- Desarrollar una actitud
ante el dolor contraproducente que se caracteriza por:
- Actitud negativa ante el dolor, al asumir que
va a persistir indefinidamente y siempre va a limitar la capacidad
y calidad de vida.
- Miedo al dolor y limitación de la actividad
para evitarlo; abuso de la medicación sintomática y abandono de
las tareas que provocan el más mínimo aumento del dolor o incluso
de las que no lo hacen pero el sujeto cree que pueden hacerlo.
- Escasa confianza en uno mismo para controlar
el dolor y la incapacidad que conlleva, y transferencia a terceros
-médicos u otros profesionales sanitarios- de la responsabilidad
de hacerlo.
- Disminuir la actividad física
- Tener un bajo estado de ánimo
- Tener una mala relación con el entorno y la
empresa,
- Confiar más en los tratamientos pasivos
que en aquellos en los que se requiere participación activa
como el ejercicio físico.
żEl dolor de espalda puede dejar secuelas negativas para
el trabajador?
Sí. Mucho más que el dolor en sí, que habitualmente
se puede tratar satisfactoriamente, el principal riesgo es la secuela
de incapacidad definitiva. De acuerdo con los estudios realizados,
la incapacidad física y laboral tiene por sí misma un efecto
devastador en la salud física y psíquica del trabajador.
Por eso, es muy importante aplicar las medidas médicas y psicosociales
necesarias para controlar los factores
que aumentan el riesgo de que se prolongue la incapacidad, y
comenzar el tratamiento precozmente.
El análisis de los datos disponibles sugiere que si la
baja laboral por dolor de espalda se prolonga hasta las 4 semanas
hay que tomar medidas específicas, pues los trabajadores
que alcanzan ese plazo tienen entre un 10 y un 40% (según los ámbitos)
de posibilidades de seguir de baja 1 año después. Y prácticamente
ninguno de los que sufre una baja de más de 1 año puede volver a
llevar una vida normal, activa y sin dolor, con independencia de
cuál fuera su diagnóstico original o de qué tratamientos haya recibido
o se le apliquen después. Esa situación es perjudicial para la empresa
y el erario público por los costes que conlleva, pero, sobre todo,
para el trabajador por las secuelas que depara.
Qué hacer para prevenir o tratar el dolor de espalda en los trabajadores.
Las medidas eficaces que los trabajadores pueden adoptar para prevenir
el dolor de espalda y reducir el riesgo de incapacidad definitiva
son:
- Evitar el miedo al dolor de espalda y las actitudes
y conductas negativas que conlleva. Es necesario saber que el dolor
de espalda que aparece en el trabajo generalmente se debe a un mal
funcionamiento transitorio de la musculatura de la espalda, y no
a una lesión ni enfermedad grave, por lo que el pronóstico en sí
mismo es bueno y, salvo que se haga reposo o se adopten otras medidas
erróneas, tiende a recuperarse y desaparecer sin dejar secuelas.
- Conocer y cumplir las normas
de higiene postural que enseñan cómo adoptar las posturas y
movimientos propios del trabajo de forma que la carga para la columna
vertebral y su musculatura sea menor.
- Conocer y usar adecuadamente los elementos ergonómicos
disponibles en el trabajo que permiten ejercer la labor minimizando
la carga que soportan la columna vertebral y su musculatura.
- Generar un buen ambiente de trabajo con los
compañeros y la empresa, pues ello ha demostrado disminuir el riesgo
de que aparezca el dolor de espalda y, si ya lo ha hecho de que
persista o genere secuelas de incapacidad.
- Mantener el mayor grado posible de actividad física.
Puede ser tan sencillo como acostumbrarse a ir andando en algunos
desplazamientos cotidianos en lugar de ir siempre sentado en un
medio de transporte, o subir cada día algunos pisos a pie en vez
de usar siempre el ascensor. Si es posible, es todavía mejor practicar
algunos deportes aeróbicos como correr o nadar. 20 ó 30 minutos
en días alternos ya comienzan a marcar una diferencia apreciable.
Si va a iniciar la práctica habitual de un deporte, es conveniente
que consulte antes a un médico para valorar su situación general
y que cumpla con las normas
de higiene postural en el deporte que permiten hacer casi cualquiera
de ellos reduciendo el riesgo para su espalda.
- Mantener y desarrollar la musculatura de la espalda.
El entrenamiento de la musculatura implicada en el funcionamiento
de la espalda disminuye el riesgo de que se contracture. Si se practican
correcta y asiduamente, algunos ejercicios aeróbicos, como la natación,
pueden ser suficientes para mantener en buen estado la musculatura
de la espalda y el estado físico general. Los programas de ejercicios
específicos para la musculatura de la espalda sólo son eficaces
sobre esos grupos musculares y no sobre el estado general, pero
requieren menos tiempo y se pueden alternar con ejercicios aeróbicos
cuando la disponibilidad de tiempo lo permite. En una sección de
esta Web se muestran los ejercicios
más eficaces para la musculatura de la espalda.
Si el dolor aparece, ha demostrado ser eficaz:
- Evitar el reposo
y la baja laboral, pues ambos han demostrado aumentar el
riesgo de que el dolor dure más y reaparezca más fácilmente, y la
probabilidad de que queden secuelas definitivas de incapacidad física.
- Para la salud del trabajador, es mejor reducir el esfuerzo
físico que requiere su puesto de trabajo durante unos pocos
días pero seguir trabajando, que estar de baja laboral y hacer reposo.
- Si excepcionalmente, debido a la intensidad del dolor, es imposible
moverse o trabajar durante unos días, el reposo y la baja laboral
deben ser lo más breves posible. Guardar reposo
durante 4 días es ya suficiente para generar consecuencias negativas
en la musculatura de la espalda, que después es preciso recuperar.
- Mantener el mayor grado de actividad física
que sea posible, incluido el trabajo.
- Aplicar el tratamiento adecuado. En una sección
de esta Web se indican todos los
tratamientos que existen para el dolor de espalda, y en otra
sección las
pautas de tratamiento que combinan las medidas que han demostrado
ser más eficaces.
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