Pautas recomendadas de tratamiento
Los expertos de la Fundación Kovacs han actualizado
las recomendaciones basadas en la
evidencia científica con los resultados de los estudios aparecidos desde su elaboración. En
la sección de tratamientos
se indica el fundamento de cada uno de ellos, así como las pruebas científicas
sobre su eficacia, sus riesgos e indicaciones. La valoración de la situación
de un paciente requiere una exploración física y la interpretación médica de los
datos así recogidos. Por lo tanto, sólo la puede hacer su médico. Estas pautas
de tratamiento son genéricas y sólo un médico puede valorar su aplicación a cada
caso concreto. 1. Medidas generales 1.1 Evitar el reposo
en cama, si es posible El paciente debe evitar el reposo
en cama como tratamiento del dolor de espalda. Si el dolor obliga a guardarlo,
debe ser lo más corto posible. Los estudios realizados demuestran que el reposo
en cama retrasa la recuperación. 1.2 Mantenerse tan activo
como sea posible El paciente debe mantener el mayor grado
de actividad que le sea posible, e intentar normalizarlo tan pronto como pueda. 1.3
Higiene postural: Evitar la sobrecarga de la espalda Durante el episodio doloroso, aun manteniendo el ritmo de actividad más normal que sea posible, conviene evitar sobrecargar la espalda. Para ello, conviene conocer y aplicar normas de higiene postural, que describen cómo adoptar posturas y realizar movimientos o esfuerzos de manera que la espalda soporte la menor carga posible y su musculatura reduzca su trabajo. Eso permite que, si en un momento dado el paciente tiene que hacer un esfuerzo, sepa cómo hacerlo reduciendo el riesgo de sobrepasar sus posibilidades.
Sin embargo, los estudios realizados han demostrado que enseñar la higiene postural tiene un efecto nimio o inexistente, ya sea porque reducir la carga resulta de escasa relevancia clínica o porque resulta imposible cumplir las normas de higiene postural 24 horas al día, 7 días a la semana. Sea cual fuere el motivo, los estudios coinciden en señalar que la educación centrada en el manejo activo (evitar el reposo y mantener el mayor grado de actividad que el dolor permite) y el ejercicio (interrumpiéndolo sólo en la fase más aguda de dolor, y reiniciándolo progresivamente en cuanto sea posible), tienen un efecto de una magnitud clínicamente relevante y mucho mayor que la higiene postural. De hecho, resulta imposible cumplir constantemente las normas de higiene postural, pero cuando la musculatura está entrenada y bien desarrollada, sí ejerce su función protectora automática y constantemente.
Al transmitir conocimientos de higiene postural, es importante insistir en que esas normas son sólo coadyuvantes teóricos en el contexto del manejo activo y el ejercicio, y nunca la esencia de un programa de tratamiento o prevención. Además, las normas de higiene postural tiene que ser claras, comprensibles y aplicables, por lo que el método de transmisión de los conocimientos es tan importante como su contenido. Los métodos más habituales son la Escuela de la Espalda, y la Reeducación Postural Global.
1.4 Aplicar calor o frío Si
le alivia, el paciente puede aplicar calor o frío en la zona dolorosa, aunque
no se han hecho estudios científicos para evaluar su efecto. En general,
el frío se aplica inmediatamente después de la lesión y el calor en la
reagudización de las dolencias crónicas. 2. Tratamiento farmacológico Fase
1: Al principio, y especialmente si el dolor no es muy intenso y sólo
afecta a la espalda -y no hay dolor irradiado a brazo o pierna-, se recomienda
usar calmantes. Fase
2: Si los calmantes no son eficaces, se debe valorar su sustitución
por antiinflamatorios
no esteroideos. En general, no se recomienda su uso más de 14 días seguidos. Fase
3: Si no es suficiente para controlar el dolor, se debe valorar añadir
una tanda corta de relajante
muscular, durante menos de 1 semana. 3. Intervención neurorreflejoterápica
(NRT) Si
el dolor de espalda, con o sin dolor
irradiado, persiste tras 14 días de tratamiento farmacológico, está indicado
realizar una intervención NRT. También está indicada en aquellos casos
en los que el tratamiento farmacológico está contraindicado -por ejemplo, mujeres
embarazadas-. Si la primera intervención NRT consigue la desaparición
total de la sintomatología y la normalización de la exploración física, no es
necesario repetirla salvo que en el futuro reaparezcan nuevos episodios dolorosos.
Si consigue una mejoría parcial o transitoria, se puede volver a realizar hasta
conseguir una mejoría completa y definitiva. Si no consigue ningún efecto, no
tiene sentido volver a intervenir. En
los pacientes que no han vuelto a sus actividades habituales tras 6 semanas debe
intentarse empezar una pauta de ejercicio. Inicialmente pueden intentarse
actividades suaves y genéricas, como andar o nadar, para evitar que se debilite
la musculatura. Más tarde pueden iniciarse ejercicios específicos para la espalda. Una
vez ha pasado el episodio doloroso, el ejercicio
y la higiene
postural disminuyen el riesgo de que aparezca o se reproduzca una crisis. En
los pacientes en los que existen criterios específicos de selección en casos concretos
de hernia discal,
estenosis espinal
o espondilolistesis
o escoliosis
progresiva en niños o adolescentes. La rizolisis
puede plantearse en un pequeño subgrupo de pacientes crónicos,si se seleccionan
muy rigurosamente con unos criterios específicos. Está indicada en los pacientes crónicos y en aquellos
en que puedan existir factores psicosociales
que aumenten el riesgo de cronificación. |