Base, indicaciones y riesgos: Infiltraciones de
toxina botulínica
Consisten en inyectar toxina botulínica en el músculo.
Es un tratamiento que normalmente está indicado en los casos
en que existe espasticidad o distonía y permite relajar la
musculatura y reducir el dolor.
Objetivo:
Reducir la tensión muscular y el dolor.
Fundamento teórico:
La inyección intramuscular de la toxina produce una
reacción que bloquea la liberación de una sustancia
(acetilcolina), inhibiendo a su vez la contracción muscular
y produciendo una parálisis flácida del músculo
afectado.
También inhibe la liberación de sustancia P responsable
de la transmisión del dolor del sistema nervioso periférico
al sistema nervioso central.
Sin embargo, sus riesgos y contraindicaciones impiden administrarlos
de forma continuada.
Pruebas científicas de su eficacia:
La evidencia sobre eficacia procede de un solo ensayo clínico
con muy pocos pacientes. Su efectividad (frente a otros tratamientos,
o el efecto que conlleva su adición al tratamiento habitual)
no ha sido evaluada, su eficiencia es desconocida y el estudio realizado
no permite definir criterios de indicación de esta tecnología
en la práctica clínica ni el tipo de pacientes que
se podría beneficiar de ella.
Riesgos y contraindicaciones:
La repetición de infiltraciones de toxina botulínica
puede debilitar los músculos.
Indicación:
Las recomendaciones basadas en la evidencia científica
disponible coinciden en señalar que dado el alto coste de
la toxina y sus efectos secundarios, es necesario disponer de más
estudios sobre esos aspectos antes de poder recomendar su uso. Por
tanto no se recomienda su uso en el tratamiento del dolor de espalda.
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