Base, indicaciones y riesgos: Infiltraciones sacroilíacas
Consisten en inyectar un producto, habitualmente un anestésico
solo o asociado a un antiinflamatorio esteroideo -derivado de la
cortisona- en la articulación sacroilíaca.
Objetivo:
Reducir la inflamación y el dolor originado en la articulación
sacroilíaca.
Fundamento teórico:
El hueso sacro está unido al resto de la pelvis por
la articulación sacroilíaca. A diferencia de otras
articulaciones, la articulación sacroilíaca no se
mueve. La inflamación de la articulación puede causar
dolor percibido en la zona genital, las nalgas, la parte posterior
de los muslos y la rodilla. Sin embargo, no hay pruebas fiables
para identificar a los pacientes con dolor de espalda en los que
el dolor se deba a ese origen.
Consiste en inyectar un esteroide (con efecto antiinflamatorio)
y un anestésico (para reducir el dolor) dentro de la articulación,
para conseguir un efecto local más potente que si se administraran
por vía general, con menos efectos secundarios.
Pruebas científicas de su eficacia:
Las recomendaciones basadas en la evidencia científica disponible coinciden en señalar que las infiltraciones sacroilíacas
no tienen efecto, ni en los pacientes agudos ni en los crónicos,
con independencia de cuál sea la sustancia que se inyecte.
Riesgos y contraindicaciones:
No se conocen.
Indicación:
Las recomendaciones basadas en la evidencia científica
disponible no aconsejan las infiltraciones sacroilíacas en
el tratamiento del dolor de espalda.
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