Base, indicaciones y riesgos: Mantenimiento de
la actividad
Consiste en mantenerse tan activo como el dolor permita, haciendo
una vida lo más normal posible durante el episodio doloroso.
Objetivo
Acortar la duración del dolor, disminuir la limitación de la actividad
durante las crisis, disminuir el riesgo de cronificación del dolor.
Fundamento teórico
Mantener el máximo grado de actividad puede mejorar la evolución
de los pacientes con dolor de espalda por varios mecanismos:
- Hay estudios que demuestran que por un mecanismo reflejo, el
movimiento tiende a relajar la musculatura. Por ejemplo, se ha
demostrado que el estiramiento de la membrana que rodea la articulación
facetaria provoca la relajación de la musculatura de la espalda.
Así se explicaría que mantener el mayor grado de actividad posible
evite o mejore la contractura
muscular y, a la inversa, que mantener posturas rígidas o
constantes -por ejemplo, en la cama- facilite la aparición o persistencia
de la contractura muscular.
- Hay estudios que demuestran que el tono muscular se pierde con
rapidez. Incluso después de un reposo tan breve como 4 días, el
tono muscular ya puede disminuir. Eso explicaría que los pacientes
que hacen reposo tarden más en recuperarse y poder llevar una
vida normal que aquellos que no lo hacen.
- Hay estudios que demuestran que en los sujetos predispuestos
por factores psicológicos o sociales, la limitación de la actividad
potencia el miedo al dolor y establece un círculo vicioso, que
aumenta el riesgo de que
el dolor dure más y de que reaparezca.
Mantener el mayor grado de actividad posible disminuye el riesgo
de que este círculo vicioso se establezca.
Pruebas científicas de su eficacia
Todos los estudios científicos realizados demuestran que mantener
el mayor grado de actividad que el dolor permite es eficaz para
acortar la duración del dolor, acortar y mejorar la limitación de
la actividad diaria y reducir el absentismo laboral.
Riesgos
Ninguno
Indicaciones
Están indicadas en todos los pacientes con dolor de espalda.
Las Guías de Práctica clínica basadas en la evidencia científica disponible coinciden en señalar
que hay que mantenerse tan activo como sea posible durante el episodio
doloroso, y evitar el reposo.
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