Base, indicaciones y riesgos: Corsés, cinturones lumbares y collarín cervical
Objetivo:
Contribuir a soportar la posición de
la columna lumbar disminuyendo el trabajo necesario de la musculatura
lumbar.
Fundamento teórico:
Una de las misiones de la musculatura de la
espalda es contribuir a mantener sus curvaturas
normales y el equilibrio en los movimientos. Para conseguirlo,
la musculatura debe contraerse. El uso de un corsé o cinturón
lumbar ayuda a la musculatura a conseguir su objetivo, de forma
que es menor la cantidad de trabajo que debe realizar. Eso podría
contribuir a mejorar el dolor en aquellos casos en los que se debe
a la sobrecarga de la musculatura.
Por otra parte, en los casos de escoliosis progresiva en niños o adolescentes que están en crecimiento, el
corsé tiende a mantener la columna vertebral tan enderezada como
es posible, lo que puede detener la progresión de la desviación.
Pruebas científicas de su eficacia:
Los estudios realizados sobre el uso de corsés y fajas
lumbares no han analizado adecuadamente su eficacia, por lo que
las recomendaciones basadas en la evidencia científica no
las incluyen.
En los pacientes con fracturas osteoporóticas, un estudio científico riguroso analizó la evolución de pacientes con aplastamientos vertebrales dolorosos, comparando la de aquellos que usaron un corsé rígido y un corsé blando (que se considera que apenas tiene efecto y se usó como "placebo"), y no detectó diferencias en la intensidad o el grado de incapacidad, concluyendo que el uso de corsés en estos pacientes no mejora su evolución.
El uso de corsés después de una cirugía de columna en pacientes con mielopatía cervical degenerativa, degeneración lumbar o escoliosis idiopática del adolescente no ha demostrado mejorar los resultados de la cirugía.
De hecho, algunos estudios han demostrado que el uso del collarín durante 6 semanas después de una operación cervical, empeora la discapacidad, que evoluciona mejor entre los pacientes que no lo usan.
A pesar ello, los estudios disponibles demuestran que los collarines después de una cirugía cervical se usan en el 67% de los casos, independientemente de la técnica quirúrgica utilizada. Existe una amplia variabilidad entre los cirujanos, pero a pesar de las pruebas científicas que demuestran sus riesgos e ineficacia, un tercio de los cirujanos usan algún tipo de collarín después de todas sus operaciones cervicales. El uso del collarín incrementa el riesgo de sufrir úlceras de presión, disfagia (dificultades para tragar), aspiración pulmonar (paso de comida, bebida o contenido gástrico al pulmón), atrofia muscular, contracturas y rigidez.
Riesgos y contraindicaciones:
El uso constante o durante un tiempo prolongado de corsés
o cinturones de apoyo lumbar conlleva lesiones cutáneas,
alteraciones digestivas, hipertensión arterial, aumento de
la incidencia de crisis cardíacas y atrofia de la musculatura.
Indicaciones:
Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible no aconsejan
el uso de corsés ni cinturones lumbares.
No obstante, puede tener sentido usarlo:
1. En individuos sanos, y aquellos que
han tenido dolores de espalda, cuando realizan esfuerzos potencialmente
excesivos para su espalda, como el levantamiento de pesas.
2. En pacientes agudos, en los que el dolor
y la contractura muscular limita la actividad de forma muy importante,
para evitar el reposo absoluto e intentar normalizar la actividad
diaria lo antes posible.
3. En pacientes ancianos, con dolor agudo
o exacerbación de su dolor crónico, en los que la
falta de musculatura puede retrasar la readopción de su actividad
normal, con el mismo objetivo.
4. Para minimizar el riesgo de atrofia o pérdida de tono muscular, el corsé debe usarse sólo unos días y hay que evitar llevarlo constantemente en ese período, usándolo sólo en aquellas circunstancias que supongan un mayor riesgo para la espalda, como cuando el paciente tiene que estar largos períodos de pie, o cuando se somete a vibraciones (por ejemplo, en tractores o autobuses).
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