Base, indicaciones y riesgos: Rizolisis
Consiste en la destrucción de los nervios
que transmiten la sensibilidad de la articulación facetaria,
habitualmente quemándolos por radiofrecuencia.
Objetivo
Mejorar el dolor en los casos en los que éste
se debe a la degeneración de la articulación facetaria.
Vista lateral
1. Raiz nerviosa
2. Apófisis espinosa
3. Agujero conjunción
4. Articulación Facetaria
5. Apófisis transversa
6. Médula
Fundamento teórico
En la articulación
facetaria no hay nervios en el cartílago, sino que éstos
se hallan en el hueso situado por debajo. Por eso, la degeneración
de esa articulación puede no causar problemas hasta que afecta
al hueso. Cuando eso ocurre, se activan los nervios del dolor y
éste aparece.
Conceptualmente, la rizolisis pretende destruir
los nervios que están en la articulación facetaria,
para eliminar la sensación de dolor. Se suele hacer quemando
los nervios que llegan a la articulación. Obviamente sólo
se plantea en los casos en los que el dolor se debe a la activación
de esos nervios por la afectación de la articulación
facetaria.
Sin embargo, cada articulación facetaria
recibe nervios de dos, y en algunos individuos de tres, niveles
vertebrales. Así, por ejemplo, la articulación facetaria
situada entre la cuarta y la quinta vértebras lumbares puede
recibir nervios que nacen de, por ejemplo, el tercero, cuarto y
quinto, nivel lumbar. Por tanto, la destrucción de los nervios
de uno solo de los niveles puede no tener efecto, o tenerlo de forma
transitoria hasta que los restantes asumen sus campos de inervación.
Además, tradicionalmente se ha creído
que todos los nervios del dolor llegaban a la médula a través
de la raíz posterior, lo que permitía localizar el
lugar en el que se debían destruir los nervios para eliminar
el dolor originado en la articulación facetaria. Sin embargo,
recientes estudios demuestran que, aunque hay variaciones personales,
en algunos individuos hasta el 20% de los nervios del dolor llegan
a la médula a través de la raíz anterior. Por
esta raíz discurren también los nervios que inervan
músculos, por lo que no se puede destruir ya que de hacerlo
se causaría la parálisis de los músculos inervados.
Pruebas científicas de su eficacia
Los estudios realizados para evaluar la eficacia de la rizolisis,
muestran resultados contradictorios, aunque coinciden en que puede
ser eficaz en un pequeño subgrupo de enfermos crónicos.
La clave es seleccionarlos muy meticulosamente con los criterios
que se señalan en la sección de "indicaciones"
de este apartado.
Riesgos y contraindicaciones
Los inherentes a la cirugía (infección, hemorragia,
etc..), aunque son muy infrecuentes, y dolor en la zona de la operación,
que suele persistir unos días.
Indicaciones
Las recomendaciones basadas en la evidencia científica
disponible no aconsejan la rizolisis.
Sólo podría estar indicada en pacientes con dolor
crónico, de origen facetario y que cumplan los siguientes
criterios:
-
Características del dolor:
- Dolor local sin dolor
irradiado ni signos de compresión nerviosa (como pérdida
de fuerza o alteraciones de los reflejos o la sensibilidad).
- Dolor resistente a los tratamientos no quirúrgicos
durante más de 12 meses.
-
Origen del dolor:
- No debe hacerse rizolisis a pacientes en
los que se demuestren otras alteraciones orgánicas de la columna
vertebral que puedan explicar su dolor.
- Debe asegurarse que el dolor se debe a alteraciones
de la articulación facetaria. éste es el criterio más importante
para indicar la rizolisis y, a la vez, más difícil de comprobar.
No basta observar signos de desgaste de la articulación en pruebas
radiológicas, puesto que muchos sanos los tienen. Para comprobarlo,
es necesario hacer una prueba con anestésico (ver más abajo).
-
Prueba con anestésico:
- Antes de plantearse la rizolisis, se debe hacer una prueba
infiltrando un anestésico en la articulación. Si el dolor se
debe a la activación de los nervios de la articulación, el dolor
debe desaparecer completamente (o al menos en un 80%). Algunos
autores recomiendan hacer no una, sino tres infiltraciones espaciadas
en el tiempo; dos con anestésico y una con un placebo (sustancia
de apariencia similar, pero sin efecto), sin que el paciente
sepa en cuál se inyecta cada tipo de sustancia.
- Sólo se debe hacer rizolisis a aquellos pacientes
en los que el dolor desaparece con las infiltraciones de anestésico
y no varía con la de placebo.
-
Pacientes:
- La adecuada selección de los pacientes es
el criterio fundamental para que la rizolisis tenga aceptables
perspectivas de éxito.
- Sólo debe plantearse en los enfermos cuyo
dolor cumple las características descritas, se ha descartado
que se pueda deber a alguna alteración distinta a la de la articulación
facetaria y haya desaparecido tras las infiltraciones previas
con anestésico.
-
Técnica:
- La destrucción de la raíz debe hacerse bajo
control radiológico, para asegurar que se actúa en el lugar
adecuado.
- Deben destruirse las raíces de, como mínimo,
dos segmentos, y deben hacerse dos o tres lesiones en cada raíz,
pues existen variaciones individuales en su recorrido.
Los estudios disponibles sugieren la indicación
de la rizolisis en casos que cumplen todos y cada uno de los requisitos
descritos y tienen dolor en el cuello por afectación de la articulación
facetaria de algún nivel comprendido entre la séptima y la tercera
cervical (es técnicamente muy difícil hacer rizolisis en niveles
superiores a ese), en los que la lesión se debe a un latigazo cervical
(flexo-extensión brusca en el cuello) causado por un accidente de
tráfico.
Aún cuando tiene éxito, el efecto de la rizolisis
suele disminuir con el tiempo.
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