Base, indicaciones y riesgos: Información al Paciente (y
"programas educativos breves")
Consiste en dar al paciente información y consejo:
a) Información; incluyendo, por ejemplo, cuál
es la causa más probable de su dolor de espalda, qué
estrategia de tratamiento está indicada en su caso y qué
pronóstico tiene. Los "programas educativos breves"
incluyen la información que se puede dar en una consulta,
la entrega de un folleto educativo, o el uso de Internet y grupos
de discusión entre pacientes.
b) Consejos; incluyendo, por ejemplo, cuál debe ser
su grado de actividad mientras dure el dolor y después. Más
adelante se indican los consejos recomendados.
Objetivo
Aportar la información suficiente para que el paciente
sepa qué le ocurre y qué perspectivas de solución
existen, así como consejos concretos que le ayuden a sobrellevar
el episodio doloroso y disminuir su duración y el riesgo
de que repita (fomentando las actitudes activas y reduciendo el
miedo).
Los estudios científicos realizados demuestran que los pacientes valoran no sólo la efectividad de los tratamientos, sino también la calidad humana del trato recibido por sus médicos, que les inspiren confianza, y entiendan su situación y vivencia.
Fundamento teórico
La lógica subyacente es que si el paciente sabe qué
le ocurre podrá participar activamente en su curación,
evitar factores de riesgo y tomar medidas para prevenir la reaparición
del dolor. Además, cuanto mayor sea su conocimiento sobre
el dolor de espalda y su pronóstico, menor será su
ansiedad y, por lo tanto, mejor su calidad de vida.
Pruebas científicas de su eficacia.
Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible tienen en cuenta
estudios científicos que demuestran que dar la información
y consejos apropiados al paciente disminuye su ansiedad, y aumenta
el grado de satisfacción con la atención sanitaria
recibida
Riesgos
En principio, ninguno.
Indicaciones
Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible recomiendan
dar la información y los consejos apropiados a todos los
pacientes con dolor de espalda. Algunas de esas recomendaciones
plantean que es necesaria dar información más extensiva
a los pacientes con tendencia a ser aprensivos y aquellos en los
que el tiempo de recuperación es previsiblemente más
largo, como aquéllos
que tienen dolor
irradiado además de dolor de espalda.
Los consejos genéricos recomendados
por la evidencia científica disponible son:
1. Intentar evitar el reposo en cama
Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible coinciden en
señalar que el reposo en cama no es eficaz para el tratamiento
del dolor de espalda. Por ejemplo, un estudio demostró que
el grupo de pacientes que reposó en cama durante un período
de 2 a 7 días evolucionó peor que el que mantuvo el
grado de actividad que el dolor le permitía desarrollar.
Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible contemplan
que la intensidad del dolor puede obligar a algunos pacientes a
quedarse en cama durante unos días, habitualmente no más
de 2, especialmente cuando hay dolor
irradiado. Pero eso debe ser considerado una consecuencia del
dolor, y no un tratamiento, puesto que no tiene ningún efecto
benéfico sobre la duración del episodio.
El reposo en cama puede ser contraproducente. Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible coinciden en
señalar que el reposo en cama, especialmente si dura más
de 2 días, conlleva pérdida de fuerza y aumenta la
dificultad para rehabilitar al paciente, favoreciendo que el dolor
dure más y pueda cronificarse.
2. Intentar mantenerse activo
Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible coinciden en
señalar que es conveniente que el paciente con dolor de espalda
mantenga el grado de actividad que el dolor le permita, es decir,
que haga todo aquello que pueda, vaya aumentando progresivamente
su actividad a medida que vaya mejorando y que regrese al trabajo
tan pronto como pueda. Mantener el mayor grado de actividad posible
mejora el dolor y la limitación.
Tenga una actitud positiva ante el dolor y
evite obsesionarse con él. No permita que condicione su vida.
3. Evitar sobrecargas de la espalda
Las recomendaciones
basadas en la evidencia científica disponible establecen
que, aun manteniendo el grado de actividad que puedan, los pacientes
lo hagan de forma que no sobrecarguen su espalda, aplicando normas
de higiene
postural.
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