Base, indicaciones y riesgos: Relajantes musculares
Objetivo
Disminuir la
contractura muscular.
Fundamento teórico
La contractura muscular aparece por la activación
de uno de los tipos de nervios que controlan los músculos.
Al activarse, libera unas sustancias que se fijan a unos receptores
del músculo y provocan y mantienen su contractura.
Los relajantes musculares impiden ese efecto
mediante varios mecanismos. El principal consiste en que sus moléculas
ocupan los receptores que tiene el músculo, sin provocar
su contracción. Al hacerlo, impiden que las sustancias liberadas
por el nervio se puedan fijar al receptor, por lo que evitan su
efecto.
Pruebas científicas de su eficacia
La evidencia científica disponible sugiere que los relajantes
musculares actúan como analgésicos y no mediante la
relajación de la musculatura.
Riesgos
Cuando se toma un relajante muscular por vía
general -por ejemplo, por vía oral, en supositorio o en inyección
intramuscular-, pasa a la sangre y se reparte por todo el organismo.
La parte que a través de la sangre llega a las estructuras
implicadas del dolor de espalda, pueden mejorarlo. Pero el resto
es inútil y puede generar efectos secundarios.
Los efectos secundarios son específicos de cada tipo
de fármaco y se detallan en sus prospectos. Los efectos secundarios
más habituales de los relajantes musculares, cuyo abuso puede
ser tóxico para el hígado, son el adormecimiento y
la disminución de los reflejos. Las Guías de Práctica clínica
basadas en la evidencia científica disponible establecen
que aparecen en aproximadamente el 70% de los pacientes. Mientras
se estén consumiendo es importante evitar prácticas
de riesgo -incluido el conducir- y abstenerse de beber alcohol,
puesto que su asociación puede potenciar sus efectos y ser
muy peligrosa.
Cuanto mayor sea el tiempo durante el que use
un fármaco, menor suele ser su eficacia y mayor el riesgo
de que aparezcan efectos secundarios, por lo que es importante evitar
la auto-medicación y tomarlos estrictamente según
la prescripción del médico. Además, los relajantes
musculares crean fácilmente dependencia, dificultando que
el paciente que los ha tomado deje de hacerlo. Ese riesgo es mayor
cuanto más prolongado sea el período en el que se
hayan tomado, pero las Guías de Práctica clínica
basadas en la evidencia científica disponible establecen
que existe incluso después de períodos tan cortos
como 1 semana.
Por otra parte, nunca se deben usar aquellos
fármacos a los que haya riesgo de ser alérgico. Hacerlo
puede llegar a provocar la muerte.
Indicaciones
Se recomienda el uso de relajantes musculares en las fases
de mayor dolor: en las crisis agudas o en las exacerbaciones de
los casos crónicos.
En pacientes con dolor lumbar de menos de 14 días de duración, sin dolor referido a la pierna ni afectación importante de la capacidad funcional, el diazepam, relajante muscular usado frecuentemente en estos pacientes, no ha demostrado ser más eficaz que el placebo.
En general, y salvo excepciones, para disminuir el riesgo de
efectos secundarios se recomienda no usarlos más de 7 días
seguidos. Las Guias de Práctica clínica basadas en la evidencia
científica disponible contraindican específicamente
su uso por un período más prolongado por el riesgo
de habituación y dependencia.
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