Deportes: Ciclismo
Los datos disponibles sugieren que el ciclismo con bicicleta de
carreras no sobrecarga especialmente el disco intervertebral
- ni la articulación facetaria
-. El ciclista está constantemente en flexión, pero al mantenerse
apoyado en sus brazos disminuye la carga que soporta el disco intervertebral.
De hecho, en esa postura la presión que soportan las vértebras y
discos es inferior a la que sufren cuando está de pie.
Sin embargo, esos mismos datos demuestran que el
ciclismo puede provocar sobrecargas o desequilibrios en los ligamentos
y la musculatura de la espalda. En primer lugar, la flexión de la
columna lumbar hace que se distiendan los ligamentos que unen las
vértebras por su parte posterior. Se ha demostrado que esa distensión
causa contractura muscular y dolor de espalda.
En segundo lugar, mantener la postura en una bicicleta
de carreras requiere el trabajo de la musculatura dorso-lumbar.
Los estudios disponibles demuestran que la intensidad de ese trabajo
es proporcional a la del pedaleo, de forma que cuanto más rápido
es éste, o mayor es la inclinación de la cuesta, más se sobrecarga
la musculatura dorsal y lumbar, lo que facilita la aparición de
dolores de espalda.
En tercer lugar, si bien la musculatura dorsal
y lumbar está trabajando constantemente, los abdominales están persistentemente
relajados y no trabajan nada. Eso genera un desequilibrio que a
la larga favorece la aparición y recurrencia de dolores de espalda.
En cuarto lugar, uno de los mecanismos de los que
el organismo dispone para amortiguar la presión que sufre el disco
intervertebral es aumentar la presión intra-abdominal, mediante
la contracción de los abdominales. En un ciclista, ese mecanismo
no funciona eficazmente; los abdominales tienden a estar muy poco
desarrollados y, además, no es posible usar fajas o cinturones que
compensen esa debilidad porque, dada la postura, dificultan la respiración.
Por último, cuando el ciclista está apoyado en
la parte inferior del manillar, en la postura más aerodinámica y
horizontal posible, debe extender el cuello hacia atrás para ver
la carretera, lo que sobrecarga su musculatura dorsal.
Por otra parte, la bicicleta estática puede tener
algunas ventajas en cuanto a que el esfuerzo y la postura son más
controlables y no requiere esfuerzo adicional para mantener el equilibrio.
Se recomienda:
- Realizar ejercicios compensatorios, destinados
esencialmente a potenciar la musculatura abdominal y estirar el
psoas-iliaco.
- Usar una bicicleta adecuada, ligera y
con un sillín relativamente fino, en el que se asegure que se mantiene
la pelvis lo más estable posible. Lo ideal es que la pelvis se mantenga
absolutamente inmóvil durante el pedaleo.
- Graduar la altura del sillín de forma
que, con las nalgas en el sillín y la pierna completamente estirada,
el talón esté a nivel del punto más bajo del recorrido del pedal.
- Al pedalear usar exclusivamente la punta
del pie, y nunca el talón.
- Es mejor utilizar una bicicleta cuyo manillar
permita cambiar con frecuencia la postura de apoyo de los brazos.
- Escoger trayectos llanos hasta que el
entrenamiento sea bueno, la musculatura de la espalda y la abdominal
estén muy bien desarrolladas, con superficies que vibren lo menos
posible. Por eso es más recomendable el ciclismo de carretera que
el "mountain bike".
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